Dentro del casco de un cortijo andaluz, se diseñó una de sus habitaciones principales. El espacio consta de dos partes, zona de dormitorio y zona de estar vestidor.
Prevalecen los colores terrosos: amarronados y rojizos. Los materiales y objetos utilizados en la decoración son rústicos y artesanales, especialmente elegidos y diseñados para este ambiente.
Una antigua casa sin uso, en medio de la montaña, se transformó en el comedor de una finca dedicada a la cacería. Un lugar de dificil acceso y de uso esporádico.
Por su uso, se generaron diferentes zonas para la exposición de trofeos de caza.
Se utilizaron colores ocres y materiales artesanales: yute, paja, madera, telar, artesanía de cobre y cerámica.